Hoy nos adentramos en un emocionante viaje al pasado explorando las ruinas del Castro de Viladonga, una joya arqueológica inmersa en el paisaje de la Terra Chá lucense, en Galicia. Está declarado, desde el año 2009, como Bien de Interés Cultural, un merecido reconocimiento a su valor histórico y cultural.
Las evidencias arqueológicas apuntan a un prolongado período de ocupación, especialmente significativo entre los siglos II y V de nuestra era, durante la cultura galaico-romana. Los abundantes materiales descubiertos en el yacimiento, expuestos en el Museo do Castro de Viladonga, nos transportan a un pasado lejano y nos ayudan a entender la evolución de los castros y la vida rural en aquella época.
El castro y su museo forman una experiencia única, complementaria e inseparable. En este artículo, os desvelamos todos los secretos y la grandeza del Castro de Viladonga, una ventana única para entender la vida y la cultura de nuestros antepasados. ¿Nos acompañas en esta apasionante aventura?
Castro de Viladonga. Museo, historia, partes del castro y hallazgos
El Castro de Viladonga está situado en el ayuntamiento de Castro de Rei, en la provincia de Lugo, a unos 20 km al nordeste de la capital lucense. Es un modelo de castro característico del noroeste, con diversas murallas, fosos y dos antecastros que rodean gran croa central.
Las ruinas revelan una asombrosa variedad de estructuras que incluyen viviendas, corrales, almacenes y edificaciones de carácter social o comunal. Estos vestigios conforman conjuntos o «barrios», dispuestos alrededor de dos calles principales y un camino paralelo a la muralla principal, sumergiéndonos en la cotidianidad de esta antigua comunidad.
Antes de las excavaciones el paisaje desvelaba un gran cúmulo circular de tierra que rodeaba toda la corona, señalando la posible existencia de un castro bajo los cultivos.
Todo comenzó en 1911, cuando el hallazgo casual de un torques, en la actualidad en el Museo Provincial de Lugo, despertó el interés por este lugar histórico. Las excavaciones, iniciadas en los años 70, descubrieron un sinfín de estructuras habitacionales en la croa del castro y una valiosa cultura material que nos conecta con los antiguos habitantes de la región.
A lo largo de los años, los estudios arqueológicos han continuado, utilizando métodos más avanzados para ampliar nuestro conocimiento de este lugar. En la actualidad, nuevas áreas de excavación y esfuerzos de conservación y restauración siguen en marcha, preservando el legado de este enigmático lugar para las generaciones futuras.
En el nordeste del Castro, se encontraron los restos más antiguos que datan de los siglos II y I a. C., en una zona muy específica. Aparentemente, estuvo habitado desde la Edad de Hierro, aunque los vestigios de aquellos tiempos son escasos y no indican la presencia de asentamientos importantes.
Sin embargo, se puede observar claramente que las edificaciones y estructuras de Viladonga son de épocas posteriores. La mayoría de las edificaciones tienen una forma cuadrangular, y cerca de ellas se descubrieron restos de tejas de barro, que fueron introducidas en la zona por los romanos.
Viladonga, como poblado, ejemplifica la integración de la cultura castreña en la Galicia romanizada. En este lugar, se puede apreciar cómo ambas culturas interactuaron y fusionaron aspectos arquitectónicos y constructivos, evidenciando la influencia romana en las técnicas y materiales utilizados en la arquitectura preexistente.
Gracias a numerosos hallazgos tardorromanos, se puede concluir que la época de esplendor del castro fue entre los siglos III y V después de Cristo. Como veremos a continuación, se desarrollaban actividades artesanales, labores agrícolas y ganaderas, que nos permite conocer que la sociedad de Viladonga estaba perfectamente adaptada al territorio y contaba con una economía de autoabastecimiento y con pocos intercambios comerciales con el exterior.
Es una visita sorprendente, uno de los castros en Galicia mejor conservados que os cautivará a cada paso.
Partes del Castro de Viladonga
Viladonga representa un ejemplo característico de los castros del interior. Está compuesto por una acrópolis o «croa» de planta cuadrangular irregular, ubicada en lo alto de una loma, y protegida por un sistema de murallas y fosos. A medida que la romanización se afianzaba en la región, la importancia de los castros como centros de población fue disminuyendo, y las dinámicas de asentamiento cambiaron hacia el desarrollo de villas rurales y áreas urbanizadas.
De hecho, en el siglo tercero después de Cristo, se construye la muralla de Lucus Augusti, la capital de Gallaecia en esa época.
Murallas y defensas
El Castro de Viladonga cuenta con cuatro murallas y tres fosos de gran profundidad. Además, también se ha descubierto un amplio espacio que formaba parte del cuerpo de guardia, junto con restos de un torreón.
El sistema defensivo de Viladonga es impresionante. La muralla principal es un extenso montículo de tierra de entre 12 y 14 m, que en su cara interior cuenta con gruesos muros de piedra de pizarra. La segunda muralla también está construida en gran parte con tierra en su exterior, con un muro interior de piedra. Por otro lado, la tercera y cuarta murallas del lado este están construidas combinando piedra y tierra con fosos excavados en forma de U en la roca de pizarra natural.
Más allá de su funcionalidad como elementos de defensa, las murallas parecen tener un valor de prestigio y servían también para delimitar territorialmente el poblado.
Acceso al interior de la acrópolis o croa
El acceso al interior de la acrópolis o croa del asentamiento se realiza a través de un impresionante corredor flanqueado por altos muros. En este corredor, se han descubierto los vanos de dos puertas sucesivas, que en su momento servían como puntos de entrada y salida al recinto.
En la parte exterior del camino se encontró una piedra circular de granito con una ranura en el centro, pero su significado y función aún se están estudiando y analizando. Este acceso monumental revela la importancia defensiva y simbólica que tenía la entrada al interior de la croa en el antiguo poblado de Viladonga.
Antecastros
En los lados oeste y sur del castro, se encuentran amplios antecastros que en el pasado tuvieron usos relacionados con actividades agrícolas y ganaderas. Sin embargo, en las últimas excavaciones, han sido descubiertas algunas construcciones cuyos propósitos aún no han sido completamente definidos.
Antecastro oeste. Se encuentra en el lado oeste del poblado. Pudo haber tenido diversos usos, como la agricultura, el ganado o como extensión de la zona del poblado. Además, en una construcción rectangular se descubrieron restos de un silo, utilizado posiblemente para almacenar alimentos o granos.
Antecastro sureste. En esta parte del antecastro se encuentra la entrada de una cueva o galería antigua. En su interior, crece una especie poco común en la flora europea y que se encuentra amenazada de desaparición, el musgo luminoso Schistostega pennata, de intenso color verde.
Viviendas
Dentro del propio castro, se observa una forma rudimentaria de urbanización. Destacan dos pasos principales que atraviesan la acrópolis de norte a sur y de este a oeste, y además, existe un camino que forma una especie de anillo interior alrededor de estos pasos principales.
A lo largo de estas vías, se distribuyen las viviendas que se organizan en barrios o conjuntos habitables, lo cual sugiere una estructura social y comunitaria bien definida. Las formas de las casas es muy variada, desde construcciones circulares, ovaladas y rectangulares, de ángulos redondeados, hasta viviendas con esquinas perfectas en escuadra, sin duda, una muestra clara de la influencia romana.
Es muy probable que estas viviendas pertenecieran a grupos familiares que convivían en estos sectores del asentamiento.
Durante su período de máxima ocupación, en Viladonga, es posible que conviviesen entre 200 y 250 personas. Se pueden observar bloques de cuarzo blanco en los cierres de las viviendas, utilizados para asentar y fortalecer la cimentación. Estos bloques podrían haber servido para marcar zonas de tránsito o, tal vez, tener un significado simbólico.
Gran construcción rectangular
Una de las construcciones en particular se destaca por su mayor tamaño en comparación con las otras edificaciones del lugar, y su planta alargada genera aún incertidumbre en cuanto a su función social. Podría haber sido un lugar de reunión, un centro religioso o simplemente un silo comunal para almacenaje. Quizás estas interrogantes se resuelvan con el hallazgo de nuevos restos arqueológicos.
También podréis observar los restos de un gran aljibe y de un camino empedrado.
Hallazgos en el Castro de Viladonga
Además de las estructuras de piedra que describen la arquitectura del castro, se encontraron otros restos materiales que proporcionan información valiosa sobre los usos, las costumbres y el estilo de vida de sus habitantes. Estos hallazgos arrojan luz sobre cómo vivían y se organizaban en este antiguo asentamiento, ayudándonos a comprender mejor su historia y cultura.
Metalurgia
En el yacimiento arqueológico de Viladonga, se han descubierto diversos restos que evidencian actividades mineras y metalúrgicas. Entre estos hallazgos, destacan escorias de metal y moldes de fundición de bronce, sugiriendo una significativa actividad en esta área. Esto puede tener relación con la cueva en el antecastro sureste, que bien pudo haber sido utilizada como entrada para la extracción de minerales.
Agricultura
Los restos de semillas y polen hallados en el lugar dan indicios de una agricultura basada principalmente en cereales. También se han preservado varios molinos de grano circulares y partes metálicas de herramientas de labranza, como hazadones, hazadas y hoces. La presencia de huesos, dientes y huellas de diferentes animales domésticos en los restos de cerámica, demuestra la existencia de la ganadería en la zona.
Tejido
Se han encontrado objetos que documentan trabajos de tejido e hilado, como agujas, usos y varias pesas de telar, lo que indica una actividad textil en el castro.
Cerámica
Los restos arqueológicos más abundantes en Viladonga corresponden a fragmentos de cerámica con gran variedad de tipos, formas y decoraciones. Estas piezas, de tradición castreña, podrían haber sido producto de algún taller local.
También se hallaron fragmentos de cerámica común romana, incluyendo ánforas que posiblemente llevaron al castro productos de introducción como vino, aceite o trigo. La aparición de terrasigilata, una cerámica fina de molde y color más anaranjado rojizo, sugiere un cierto nivel socioeconómico y comercio con otras partes del Imperio, procedente de lugares como el sur de Francia o la zona de Tricio en La Rioja.
Vidrio
Además de los hallazgos cerámicos, se han descubierto restos de vidrio, indicando la presencia de objetos elaborados con técnicas de soplado y moldeado, que se popularizaron a partir del siglo primero después de Cristo. Entre los objetos de intercambio y comercio, se encontraron monedas de distintas épocas, algunas de las cuales presentan un estado de conservación que permite su identificación sin duda alguna.
Ornamentos
Entre los descubrimientos más destacados, también se encuentran joyas, piezas ornamentales y complementos de vestimenta relacionados con la religión castreña, como torques y arracadas. Adicionalmente, se han encontrado objetos de metal o azabache, como anillos, hebillas de cinturón, botones y pasadores.
Juegos
Por último, la presencia de juegos de tablero en el castro revela la afición de sus habitantes por los juegos de azar e inteligencia durante su tiempo libre. Estos hallazgos proporcionan valiosa información sobre la vida cotidiana, las actividades económicas y las prácticas culturales de la población que habitó en Viladonga.
Museo del Castro de Viladonga
Para preservar y exponer adecuadamente todos estos hallazgos de los que os hemos hablado, el Ministerio de Cultura crea en 1983 el Museo do Castro de Viladonga, en un edificio construido en los años setenta.
Abrió al público en 1986 y desde 1990 ha estado bajo la gestión de la Xunta de Galicia. En 1992-1994, se llevaron a cabo obras de reforma y ampliación, permitiendo el desarrollo de funciones museísticas y patrimoniales relacionadas con el yacimiento castreño y galaico-romano.
El Museo do Castro de Viladonga, es un tesoro en sí mismo. Además de albergar una impresionante colección de hallazgos arqueológicos, presenta la historia del castro de manera cautivadora y mágica. De hecho, por su magnífica labor didáctica, de conservación y difusión del patrimonio arqueológico, recibió el Premio Cultura Gallega 2013 de Patrimonio Cultural.
Cuenta con varias salas temáticas, donde se exponen materiales que muestran aspectos de la vida cotidiana, cultura material, ornamentos y monedas, entre otros. Además, se han llevado a cabo trabajos de embalaje y etiquetado para conservar y organizar adecuadamente las piezas.
También ofrece servicios como una biblioteca especializada en arqueología y patrimonio cultural, documentación e investigación para investigadores, sala multiusos para proyecciones y conferencias, donde podréis ver un interesante video sobre el castro, y una tienda donde se venden publicaciones y reproducciones de objetos encontrados en las excavaciones del castro.
El Museo do Castro de Viladonga es un complemento perfecto para vuestra visita al castro y brinda una experiencia de lo más enriquecedora e interesante.
El castro de Viladonga guarda todavía muchos secretos e información por descubrir, ya que existen restos y evidencias que permanecen enterrados, esperando ser desvelados. Entre los silencios importantes en su relato, destaca la incógnita sobre la ubicación exacta de la necrópolis que probablemente cubra una parte significativa del sureste del yacimiento. Es posible que en futuros trabajos arqueológicos se descubran nuevas piezas que aporten datos inéditos o incluso cuestionen algunas de las conclusiones que se han obtenido hasta ahora.
La investigación en Viladonga sigue su curso, y poco a poco se va detallando la imagen de la sociedad que habitó en este asentamiento. Cada descubrimiento arqueológico contribuye a ampliar nuestro conocimiento sobre el pasado y nos brinda una mejor comprensión de nuestra propia historia. El Castro de Viladonga continúa siendo una fuente fascinante de información, y a medida que se desentierran más vestigios, se enriquece nuestro entendimiento de este intrigante lugar y la vida de sus antiguos habitantes.
Hay otros muchos castros en Galicia, de algunos de ellos os hemos hablado en otros artículos, como el Castro de Baroña, Castromao o el Castro de Borneiro, pero sin duda, el Castro de Viladonga es uno de los más importantes y mejor conservados.
Alojamientos cerca del Castro de Viladonga
Lar de Donas. A 12 km del Castro de Viladonga. Hotel rural con un buen desayuno y un trato exquisito.
Casa Ferreiro – Campo da Cruz – Lugo. Apartamentos con zona de barbacoa y jardín a 14 km del Castro de Viladonga.
Qué ver cerca del Castro de Viladonga
1- Fraga de A Marronda
A unos 22 km del castro se encuentra este bosque autóctono maravilloso, las aldeas de A Braña, Fórneas, Mendreiras, O Real y Martín, en el concello de Baleira, en Lugo.
Se encuentra en una zona de media montaña con una gran variedad de fauna y flora. Está incluida en la “Rede Natura 2000” y Reserva de la Biosfera, ya que es una de las reservas de hayas más importantes del Sur Occidental de Europa.
Más información en 5 RUTAS DE OTOÑO EN GALICIA. BOSQUES DE ENSUEÑO
2- Pazo e iglesia de Vilabade.
A 24 km del Castro de Viladonga, en Castroverde, se sitúa la iglesia y el pazo de Vilabade. La iglesia, del siglo XIV, conocida como la catedra de Castroverde, es una mezcla de varios estilos arquitectónicos, entre los que destacan el gótico y neoclásico. Fue declarada Monumento Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural.
El pazo, vinculado a la Casa de Castro y, más tarde a la Familia Osorio, es en la actualidad un alojamiento con una finca de 60.000 m2 con jardines y arboledas.
3- Ciudad de Lugo
A 25 km del Castro de Viladonga podéis visitar la ciudad de Lugo, mundialmente conocida por su muralla romana, la más antigua y mejor conservada de la Historia. Rodea completamente el casco histórico de la ciudad y ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
4- Mondoñedo
Un poco más lejos, a unos 42 km, encontraréis Mondoñedo, una de las siete capitales del antiguo Reino de Galicia con una magnífica catedral y un bien conservado casco histórico.
5- Taramundi
En la frontera Galicia y Asturias, a 41 km del Castro de Viladonga, os espera este precioso pueblo que destaca por su naturaleza, su artesanía, sus oficios tradicionales y su gastronomía,
Mas información en nuestro artículo LOS 10 PUEBLOS DE ASTURIAS MÁS BONITOS Y PINTORESCOS
Perder el Rumbo. Castro de Viladonga. Un viaje al pasado en Castro de Rei
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