Comercios tradicionales de Santiago de Compostela: Un patrimonio en peligro de extinción

Conoce los emblemáticos comercios tradicionales de Santiago de Compostela: Un recorrido por su historia que forma parte de la identidad compostelana.

Foto antigua donde vemos tres personas mirando hacia cámara dos de ellas en el interior de un mostrador.
Lucía y yo cogidos de a mano viendo el volcán Villarrica.
Perder el Rumbo

Lucía y Pixi

Antiguamente, Santiago de Compostela no solo era conocido por su espectacular catedral y por ser el destino final del famoso Camino de Santiago, sino también por sus comercios tradicionales.

Estos establecimientos, muchos de ellos con décadas o incluso siglos de historia, han sido testigos de la evolución de nuestra ciudad y reflejan una forma de vida identitaria de los «picheleiros».

Tiendas de ultramarinos, farmacias , zapaterías o sombrererías son algunos de los ejemplos de comercios tradicionales que han sobrevivido al paso del tiempo, pero hoy en día se encuentran en un momento muy delicado. La llegada de grandes cadenas y centros comerciales, la creciente presión inmobiliaria, los cambios en los hábitos de consumo y el poco o nulo apoyo por parte de la administración, son algunos de los factores que amenazan la supervivencia de estos negocios familiares.

Cada vez son menos los jóvenes interesados en continuar con estos negocios. La falta de relevo generacional, junto con la competencia del comercio en línea, está obligando a muchos de estos locales históricos a cerrar sus puertas. Esto no solo implica la pérdida de empleos, sino también la desaparición de una parte importante del patrimonio cultural e histórico de la ciudad.

Con la pandemia de COVID-19 este proceso de desaparición se agravó, afectando a los pequeños negocios que dependían tanto de la clientela local como de los turistas.

Sin embargo, algunos propietarios aún mantienen la esperanza de que los esfuerzos por revitalizar el comercio de proximidad logren rescatar estos símbolos de la identidad compostelana.

En este sentido, es más importante que nunca valorar y apoyar estos comercios tradicionales, no solo como meros negocios, sino como símbolos de la historia viva que hace de Santiago de Compostela un lugar único. De no hacerlo, corremos el riesgo de ver desaparecer para siempre un trozo fundamental de la esencia de la ciudad.

¿Sabías que Santiago de Compostela está llena de fascinantes historias y curiosidades que muchos desconocen? Descubre aquí algunas curiosidades y rincones secretos que ver en Santiago de Compostela.

Comercios tradicionales de Santiago de Compostela ya desaparecidos.

Hubo un tiempo en que las calles de Santiago de Compostela estaban llenas de vida gracias a sus comercios tradicionales, lugares que no solo ofrecían productos, sino también conversaciones, sonrisas y recuerdos compartidos.

Cada tienda tenía su propia alma, desde la pequeña mercería hasta la antigua librería. Eran testigos de las vidas de los vecinos y de los peregrinos que llegaban a la ciudad.

A lo largo de los años, esos negocios, con décadas de trayectoria, han ido desapareciendo uno a uno, llevándose con ellos un pedazo de Compostela.

Los escaparates vacíos y las persianas cerradas son testimonio de una época que se desvanece, de una ciudad que, sin quererlo, ha ido perdiendo parte de su esencia. Lo que antes era un paseo entre rostros conocidos, con saludos y charlas, se ha convertido en una sucesión de espacios impersonales, un parque temático en que solo se impone el negocio enfocado al peregrino.

Los comercios tradicionales de Santiago de Compostela no eran solo tiendas; eran puntos de encuentro, un pedazo de memoria colectiva que, aunque desaparezca de nuestras calles, seguirá viva en el recuerdo de quienes tuvieron la suerte de vivirla.

Atrás quedan establecimientos como el Arca de Noé, conocida popularmente como Pepe Caralladas, La Cerería, Librería Gali, La Casa del Fumador, La Rabeada, Chocolates Raposo, El Bazar de Frenando Villa, Las Tres B.B.B, Bazar Delfín, Fábrica de Chocolates la Compostelana, Imprenta la Comercial, Ferretería Casas Chico, El Asesino, Reparaciones Casa Rama, Cafe Derby, Limpiabotas Salón Celta, A Zoquería, La Fábrica de Paragüas, Sastrería Juan Deus, Maside, Casa de los Quesos, Droguería Perez Labarta y Ultramarinos Alejandro Castro Crespo.

Veintidós locales, algunos con más de 100 años de vida, que en la actualidad sólo existen en el recuerdo de los compostelanos.

Por suerte, todavía hay algunos que subsisten y que se mantienen abiertos luchando contra viento y marea. Entre ellos encontramos:

Comercios tradicionales que aún permanecen en pie

A pesar del paso del tiempo y de los cambios en la ciudad, algunos comercios tradicionales de Santiago de Compostela aún resisten. Estos establecimientos, que han sabido adaptarse a los tiempos sin perder su autenticidad, merecen ser descubiertos y apoyados.

Desde que iniciamos la redacción de este artículo sobre los comercios tradicionales de Santiago de Compostela, algunas de las tiendas mencionadas ya han desaparecido.

A pesar de su cierre, hemos decidido incluirlas en esta lista para honrar su memoria y el impacto que tuvieron en nuestra ciudad. La velocidad con la que estos negocios están cerrando es alarmante.

Docobo (cerrado)

Este pequeño bazar que se encontraba en la Rúa do Villar nº 74. Llevaba 72 años sorprendiendo y entreteniendo al transeúnte con sus cartulinas personalizadas para cada artículo que expone. Un trabajo de marketing manual que nos roba una sonrisa al observarlos detalladamente y leer sus comentarios.

Vista frontal de uno de los comercios tradicionales de Santiago de Compostela. La tienda se llama Docobo.
Docobo

En la apertura de la tienda, en 1950, Manuel Docobo y Purificación Durántez tenían un lema:» Casi seguro que tenemos lo que usted busca», nos cuenta con orgullo su hijo Ricardo.

Los artículos de esta tienda eran de lo más variado. Se podían encontrar desde recuerdos de Santiago, como mecheros, rosarios, llaveros o figuras del apóstol en forma de hucha, hasta productos de papelería, que originalmente impulsaron su actividad comercial.

Durante su larga historia esta tienda se fue adaptando a los tiempos. No hay mejor descripción que la que aparece en un folleto de promoción del comercio creado en año 1999 por el consorcio de Santiago de Compostela «Un auténtico museo del regalo original. Un museo vivo dedicado al culto de la espontaneidad, del acopio, del desorden magnífico y el fetiche inesperado…«

Atrás quedan anécdotas y pequeños grandes detalles como cuando su padre exponía cada día una página diferente de un cómic de Tintín en el escaparate, para que los niños pudieran disfrutar de él.

Un gran comercio con personalidad propia y mucha retranca que siempre permanecerá en nuestra memoria. La echaremos muchísimo de menos.

Dueño de la tienda de souvenirs mirando hacia cámara rodeado de multitud de objetos.
Docobo
Chapas de sheriff donde un cartel indica placas de shérif. Rangers estamos seguros de que alguna vez tuvo el deseo de llevar la puesta ¿o no?
Docobo
Un gatito de cartón piedra asomado en un escaparate encima de él reza un cartel lindo gatito Lolito el de la buena suerte 12 € artesanía compostelana.
Docobo
Una guillotina de miniatura.
Docobo
Brújula donde pone no pierda su norte.
Docobo

Riande confecciones

Este comercio de moda de hombre abrió sus puertas en 1920. El primer propietario de la tienda, que en aquel entonces se llamada «Buen Gusto», fue un hijo del escritor Alejandro Pérez de Lugín. Gracias a sus conexiones con Buenos Aires fue unos de los primeros establecimientos en introducir trajes confeccionados en el mercado.

Más tarde, la familia Riande compró el establecimiento y ya van por la tercera generación familiar que atiende con mucho mimo a clientes que saben apreciar las piezas de ropa de calidad.

Interior de la tienda de Santiago de Compostela donde vemos múltiples cajas de ropa de hombre.
Confecciones Riande

Después de 102 años de trabajo por aquí han pasado personajes de gran renombre como Gonzalo Torrente Ballester, Valle Inclán, Antón Fraguas, Laxeiro, Norman Fostex o Paul Auster y su hija Sofía entre otros.

Fachada de una tienda de ropa en Santiago de Compostela.
Confecciones Riande
Tres personas miran hacia cámara una de ellas está sentada en el interior de una tienda.
Confecciones Riande

Sombrerería Iglesias

En el número 34 de la rúa do Vilar se encuentra otro conocido comercio compostelano, la Sombrerería Iglesias. Es la única tienda dedicada en exclusiva a este producto en Santiago de Compostela.

Abrió sus puertas al público hace 102 años. En sus comienzos se dedicaban a la sastrería, hasta que Celestino Iglesias decidió sacar el patrón de un sombrero y empezar a producir los suyos propios.

Lista exterior de una tienda de sombreros en los soportales de una calle de Santiago de Compostela.
Sombrerería Iglesias

Tres generaciones después, los hermanos Iglesias, Tino y Andrés, siguen vendiendo sus productos que destacan por ser de primerísima calidad nacional. Ya no se dedican a la producción propia pero trabajan con las mejores fábricas españolas de confección de sombreros, boinas, gorras y viseras.

Por este establecimiento han pasado gente tan importante como Castelao, Valle Inclán o Pavarotti. De todas formas, Tino nos deja claro que para él todo cliente es igual de importante, al preguntarle cómo va el negocio, nos responde con retranca: ¡Vivimos de gorra, y pocos pueden alardear de eso!

El lema de la tienda es: “Si no le gusta o no lo va a usar, no lo compre”, el sombrero o visera tiene que lucir en la cabeza y no en un armario. 

Si habéis estado en Santiago de Compostela y no pudisteis comprar ese fantástico sombrero Panamá para lucir en verano, ahora tenéis la oportunidad de hacerlo desde vuestra casa, porque los tiempos cambian pero en esta tienda el producto se mantiene.

web: sombrereriaiglesias.es

Un dependiente de la tienda de sombreros subir hacia cámara con su perro negro. La tienda está totalmente llena de estantes con cajas para sombreros.
Sombrerería Iglesias

Comercial Julio Tojo

Otra de las tiendas históricas de la zona antigua de Santiago de Compostela, con nada menos que 109 años de existencia, es este local ubicado en la rúa de Calderería 34.

Lo inauguró Don Julio Tojo Fernández, que se arruinó dos veces en el transcurso de su historia. Una de ellas con la Primera Guerra Mundial y otra con la Guerra Civil española. Pero esto no fue motivo para abandonar el negocio, sino para reforzarse y seguir adelante.

Una dependienta mira orgullosa hacia cámara en una tienda antigua de Santiago de Compostela. Los artículos que vemos son bolsos y maletas.
Comercial Julio Tojo

Inicialmente vendían zapatos pero por las consecuencias de la guerra y por falta de materia prima se reinventaron y empezaron a vender menaje de hogar. Este formato se mantuvo hasta que la emigración masiva desplazó este producto para dar cabida a las maletas y baúles. De la época de la zapatería no mantienen ningún producto pero de la época del menaje aún se siguen vendiendo tijeras y lámparas.

Como nos explica Cristina Tojo, tercera generación a cargo de la tienda, «hay que ir adaptándose a los cambios y mantener el nivel de calidad del producto que vendemos«.

Varias personas mira la cámara detrás de un mostrador. La tienda parece zapatos.
Inauguración en 1913

Ultramarinos Cepeda

Ubicado en la bulliciosa plaza de Cervantes este ultramarino ha estado nutriendo de productos a los compostelanos desde el 1888. Ni los supermercados ni las grandes cadenas han podido con este pequeño ultramarinos donde por encima de todo prima la calidad de producto y la relación humana y de proximidad.

Interior de una tienda de ultramarinos donde vemos al dependiente despachar a los clientes.
Ultramarinos Cepeda

A lo largo de los 134 años de historia las cosas han cambiado mucho. Hoy día, como nos explica José Luis Cepeda, ya casi todo viene envasado, pero aún podemos encontrar en Cepeda productos a granel de una gran calidad como el mix de especies que prepara en el local para la elaboración de los callos o las deliciosas frutas escarchadas.

Otro producto estrella son las láminas de bacalao islandés. Y cuando llega la Navidad los empiñonados, turrones y polvorones son los productos más vendidos. No nos cabe duda de que Cepeda es sinónimo de calidad y amor por su trabajo. Desde Perder el Rumbo esperamos que la tradición y la subsistencia de la tienda dure otros 100 años más.

Detalle de el escaparate de la tienda de ultramarinos.
Ultramarinos Cepeda
Interior de la tienda de ultramarinos donde vemos al dependiente despachar a unos clientes.
Ultramarinos Cepeda

Quiosco do Toural (cerrado)

Este pequeño y llamativo quiosco que se encontraba en la rúa Nova nº 52 y llevaba vendiendo prensa y revistas desde principios del siglo XX.

Un kiosco de madera rodeado de revistas por todos sus lados.
Quiosco do Toural

Más de un siglo al filo de la noticia entre estas cuatro paredes de madera. Fueron uno de los primeros lugares en Santiago donde se vendía prensa internacional, aunque en en sus últimos años ya no se comercializaba.

Este quiosco fue atendido por tres generaciones desde que Miguel Eleazar Rodríguez adquirió el negocio a principios del siglo XX. Eva, su nieta, junto con su hermana, fueron las últimas dueñas. Eva nos contó que la llegada de las nuevas tecnologías afectó significativamente las ventas, con una fuerte caída en 2008 que se acentuó aún más en 2012.

Sin duda, era un lugar que creaba ciudad y formaba parte de ese Santiago que tenía su personalidad propia y que todos estos negocios nos ayudan a recordar.

Una chica observa desde el interior del kiosco de revistas, otro de los comercios tradicionales de Santiago de Compostela en peligro de extinción.
Quiosco do Toural

Farmacia Bescansa

La farmacia de Bescansa es otro de los establecimientos que lleva más de 100 en la ciudad. Fue fundada en el 1843 por el Doctor Antonio Casares, primer titular de la Cátedra de Química en la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela.

Interior de una farmacia donde vemos que está todo el techo tallado al igual que los estantes y las columnas que lo rodea.
Farmacia Bescansa

Tenían laboratorio para la fabricación de sus propios productos, como el crecepelo, que se hizo muy popular a finales del siglo XIX. De todas formas, su producto estrella, que los hizo muy famosos a nivel nacional, fueron sus laxantes que fueron los primeros que se vendían en forma de grageas. ¡Toda una novedad en la época!

La botica está ubicada en un edificio del siglo XVIII. Parece que no ha pasado el tiempo por estas paredes. La farmacia Bescansa ha sabido adaptarse muy bien a los tiempos modernos sin perder la esencia de sus comienzos.

El techo, así como el friso que lo rodea y las columnas de los estantes, están tallados en madera de castaño con motivos vegetales. Una colección de albarelos y morteros decoran las paredes de la sala principal y, aunque pueden pasar desapercibidos durante el día, la fachada posee dos faroles granadinos que tintan de color sus paredes por la noche, todo un gran pequeño detalle.

Después de siete generaciones de farmacéuticos, Flores Bescansa es la primera mujer al frente del negocio y esperamos que siga curándonos y aliviándonos por muchos años más.

Detalle del interior de la farmacia totalmente decorado en madera con muchos cajones para las medicinas y estantes donde vemos en los productos.
Farmacia Bescansa

Mapa de los comercios tradicionales de Santiago de Compostela

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